El sistemático estudio de monumentos antiguos, y más concretamente de megalitos (especialmente dólmenes y cromlechs), ha permitido que astrónomos con suficientes conocimientos de arqueología especulen con la relación entre los astros y las estructuras de “piedras grandes”.
En otros desarrollos monumentales de la Edad Antigua, y no tan antigua, ya hay coincidencias, por ejemplo en el caso de las pirámides y su alineamiento de las aristas de la base con los cuatro puntos cardinales. Otros ejemplos son los templos grecorromanos orientados a la salida del sol en los equinoccios (90º), las basílicas cristianas mirando a Jerusalén (Este 90º), y las mezquitas del Islam Occidental, que tienen su propia orientación: ante la dificultad de diseñar el edificio hacia una salida de sol cambiante hubo una revelación que definió la orientación del mihrab 144º hacia el SE.
Todas estas constantes descritas poseen múltiples variantes locales, pero no es menos cierto que las coincidencias destacan sobre las diferencias. Cuatro son las consideraciones a realizar cuando los megalitos y la astrología se cruzan en el camino.
La primera es que la orientación del monumento podía haberse realizado respecto al sol, la luna, planetas de nuestro sistema solar, o constelaciones diversas. En la Península Ibérica existen muchas orientaciones y relaciones con el sol, y son despreciables las existentes respecto la luna, planetas y estrellas. Sólo cabe destacar en el cromlech de Los Almendres en el Alentejo, unas alineaciones secundarias hacia la luna. Por ello, en nuestras tierras, la discursión sol-luna es muy estéril.
La segunda trata de profundizar en la relación entre la orientación del megalito y la salida del sol, ya que esta última varía a lo largo del año. En el solsticio de invierno (21 de diciembre), el sol sale a 130º, y en el solsticio de verano (21 de junio) a 60º. El astro rey va a lo largo del año cambiando el lugar de salida, y el punto intermedio o equinoccio se considera el Este perfecto, a 90º. La orientación a la salida del sol de un dolmen se decide cuando se diseña y se toma la decisión de construirlo, y es en ese momento, cuando se toma la referencia de amanecer. Por sintetizar, si el dolmen se orientaba a la salida del sol de invierno, ello se debe a que los sabios sacerdotes del grupo sabían que podían contar con mano de obra para hacer el monumento, ya que el grueso de la población había culminado las tareas agrícolas y ganaderas (primavera, verano) que garantizaban la subsistencia anual. Esta simplificación va a apoyar la exposición de las dos grandes corrientes tumulares peninsulares.
La tercera, muy técnica y por tanto complicada, es la existencia de variaciones respecto a las salidas de sol que veían los constructores de dólmenes en el Neolítico y las que hoy podemos observar nosotros. Los astrónomos las conocen y saben como eliminar dichas desviaciones en los estudios arqueo-astronómicos. ¡El Profesor Michael Huskin fue un maestro en ello!
La cuarta consideración es más pintoresca, ya que el neoceltismo romántico recuperó la supuesta utilización del dolmen como lugar pagano druídico de culto. El circo trascendentalista mezclado con iconografía hippie y celta no deja de ser un curioso fenómeno de masas. Y como «el Pisuerga pasa por Valladolid», vamos a poner el ejemplo más mediatico, mas estudiado y que menos conclusiones científicas reales ha producido: STONEHENGE.
TIPO DE MEGALITO: Círculo de piedras complejo con foso exterior. UBICACIÓN: En Salisbury Plain, Wiltshire (Inglaterra), cerca de Avebury y Silbury Hill. FECHA DE CONSTRUCCIÓN: Del 3000 al 1800 a.C. DESCRIPCIÓN: Gran cromlech con varias construcciones en círculos concéntricos en varias fases: 1. El más externo y antiguo es un “henge” o foso en círculo (3200 a. C.), seguido de un primer cromlech (“Aubry Holes”). 2. La segunda fase (2100 a. C.) se componía de otros dos círculos de 80 menhires y un camino de entrada. 3. Hacia el 2000 a.C. se construyó la arcada de 30 monolitos con dinteles continuos a 6 metros de altura, y dentro de la arcada, los famosos cinco trilitos, de 8 metros de altura, en forma de anfiteatro. 4. La última fase (1800 a. C.) sirvió para retocar el interior de los trilitos. DETALLES DE LA CONSTRUCCIÓN: La mayor parte de las piedras de las primeras fases provenía de canteras cercanas al monumento, pero los pilares de la arcada (80 bloques de 6 metros de altura) eran originarios de Gales, a más de 300 km, lo que exigió un alarde tecnológico en transporte. Las columnas labradas tenían un acabado muy depurado, y por ejemplo, los ensambles de los trilitos estaban afianzados con espigas. RELACIÓN CON LOS ASTROS: La fundamental es que sus dos ejes son las líneas del alba en el solsticio de verano y el de invierno, y en este último alineamiento, la luz cruza el arco de los dos trilitos de los extremos. Hay hipótesis sobre la existencia de relaciones con la luna, y se dice que es capaz de predecir eclipses. OTROS DATOS DE INTERÉS: Su grandiosidad ha provocado que la fantasía lo haya convertido en un templo druídico, pero se sabe bien que fue construido al menos 2000 años antes de la existencia de celtas y druidas en Gran Bretaña. ESTADO DE CONSERVACIÓN ACTUAL: Aunque sólo queda parte del monumento, es muy notable su conservación. |
Stonehenge era, efectivamente, un observatorio astronómico. Hay un menhir que se levanta al comienzo de la avenida de entrada, “Heelstone” o piedra-talón, que marcaba un eje con la salida del sol en el solsticio de verano, y el otro eje se definía por el haz de luz del alba del solsticio de invierno, entre los dos últimos trilitos. Y, sí, existe una interesante polémica, sobre todo en el Reino Unido, sobre la relación del monumento con diversas alineaciones de la Tierra y la luna, y por tanto también sobre la posible predicción de eclipses gracias a las coincidencias de astros y la orientación de ciertas piedras. Lo que ciertamente no deja de ser especulativo y estéril es pensar que allí se realizaban sacrificios humanos, o si las túnicas de los druidas eran blancas o naranjas según su grado de pureza, como nos cuentan las leyendas artúricas: Merlín no hizo Stonehenge, aunque sí lo utilizó como lugar sagrado realizado por los ancestros.
Aprovechamos este inciso, mientras que cambiamos a una ubicación más cercana, para hacer un pequeño homenaje al «padre» de la arqueo astronomía moderna, al Profesor Michael Huskin (1930-2021), que desde la Universidad de Cambridge nos enseñó a dar trascendencia a los contenidos astronómicos a la hora de evaluar cual tipo de monumento. Tampoco me olvido en este apartado del «escudero canario» Profesor Juan Antonio Belmonte.
La Península Ibérica posee también algunos megalitos dignos de destacar desde la perspectiva de los estudios astro arqueológicos desarrollados hasta ahora.
Los dos principales cromlechs alentejanos, Los Almendres y Xerez, aunque tienen elementos en común con el sol, ya sea el eje Este-Oeste en el primero o el eje de la línea que forman el alba del solsticio de verano y el de invierno en el segundo, así lo atestiguan. Su principal orientación se da hacia colinas en el horizonte. El tercer gran círculo de piedras ibérico es Oianleku, en Oiartzun (Guipúzcoa), y está formado por cuarenta y ocho menhires en forma de ocho, cuyo eje se dirige a la Peña de Aya. Pues bien, dicho eje coincidía con la salida de la luna en el Neolítico.
Cuando hablamos del origen del megalitismo en esta introducción, comentamos los dos grandes orígenes del mismo, el del norte de Portugal, y el orientalizado de Almería. El primero es un foco autónomo y muy antiguo que generó cámaras simples y de corredor que se difundieron por las Beiras, Galicia, Meseta, Cantábrico y Cataluña por un lado, y Alentejo, Extremadura y Andalucía por otro; el conjunto de estos dólmenes está orientado a la salida del sol de otoño e invierno (SE 100-140º), lo que nos hace suponer, como tesis ya expuesta con anterioridad, que la ejecución se efectuaba una vez terminados los trabajos en los campos.
Excepciones destacadas a la regla general son los monumentos ampurdaneses de Cabana Arqueta y Creu d´en Corbetella, que miran casi al Sur (SSE 165º), como casi todas las galerías catalanas; o los dólmenes onubenses, que están orientados al Este (90º). Perplejidad nos producen los dólmenes de Artajona (Navarra), de la Mina de la Farangortea y del Portillo de Enériz, con la misma dirección de 168º. Y, para mostrar particularidades, las de los majestuosos dólmenes de Antequera, con su variopinta orientación (Menga al Noroeste, El Romeral al Este, y Viera al Sur). Estos dólmenes explican el porqué de las conocidas y curiosas relaciones que Antequera posee con la salida del sol (“salga el sol por Antequera”).
La segunda gran corriente megalítica peninsular es la ya comentada con origen en Almería, que con el tipo tholoi se difunde básicamente por Andalucía, Extremadura y el Sur de Portugal. La regla general de orientación de estos megalitos es hacia la salida del sol al final del verano (ESE 90-130º), un poco más hacia el solsticio de invierno. Ello puede deberse, como hipótesis, a que las cosechas y el ciclo agrícola es más temprano cuanto más al Sur nos encontramos, y por tanto, el diseño y el comienzo de las obras eran anteriores que en los dólmenes del Norte de la Península.
Para completar el espectro dolménico español, hay que hacer mención a los megalitos talayóticos baleares. Las navetas poseen una orientación SO, mientras que los talayots miraban al Sur tanto en Menorca como en Mallorca.
Para mucha gente, esta exposición de latitudes tal vez resulte árida. Pero para el buscador de dólmenes, lo que se pretende es proporcionarle un nuevo aliciente para contemplar una obra de nuestros antepasados, y en este caso, que sepa relacionarlo con el maravilloso mundo de la astronomía.
CAIRN DE NEWGRANGE (IRLANDA) |
TIPO DE MEGALITO: Túmulo megalítico o sepulcro con pasadizos y una única entrada. UBICACIÓN: En el valle del río Boyne, en el Condado de Meath, 50 km. al norte de Dublín. Está rodeado por otros monumentos megalíticos. FECHA DE CONSTRUCCIÓN: 3200-3000 a. C. DESCRIPCIÓN: Se trata de un gran túmulo de 90 metros de ancho que posee un pasadizo de 19 metros de largo por 1 de ancho, y que termina en 3 cámaras de techo plano en cruz. En el túmulo, la estructura exterior a la vista es de mampostería, y en la parte superior, de tierra y hierba, con una altura de 11 metros. La base del montículo está rodeada por un círculo de 27 menhires. DETALLES DE LA CONSTRUCCIÓN: El más interesante es que encima de la entrada hay un hueco o “caja en el techo” por encima del dintel. También es destacable señalar que el pasadizo aumenta gradualmente de altura a medida que nos aproximamos a la cámara. RELACIÓN CON LOS ASTROS: Es de los pocos monumentos megalíticos que tiene una evidente vinculación con el sol, ya que los constructores alinearon cuidadosamente la estructura para que en el solsticio de invierno, el 21 de diciembre, el sol traspasara la “caja del techo” o hueco encima de la entrada, y durante 20 minutos la luz penetrara a lo largo del pasadizo de 18 metros, hasta la cámara interior. OTROS DATOS DE INTERÉS: Tanto las piedras del corredor, como las del cromlech exterior, poseen unos grabados interesantes con formas variadas geométricas: espirales, rombos y arcos concéntricos. ESTADO DE CONSERVACIÓN ACTUAL: Aunque faltan menhires del círculo alrededor del túmulo, éste y su interior se conservan en muy buen estado gracias a que permaneció taponado y parcialmente derruido durante milenios. |