Ecoturismo y uso responsable del medio ambiente
Afortunadamente el ecoturismo se va asentando en nuestra sociedad como actividad de ocio. Sumarle un atractivo cultural a una actividad campestre es ponerle una magnífica guinda. De buen nacido es dar recomendaciones para evitar errores que otros ya han cometido, y si éstas se consideran excesivas o inoportunas, es preferible pecar de precavido que de aventurero.
Nuestros montes están llenos de cernícalos de muchos tipos, y contra ellos, poco podemos hacer. Sin embargo, si nos consideramos ave de otro pelaje, se comprenderá la intención de las recomendaciones y precauciones que a continuación se proponen.
La primera es obvia, ya que el disfrute del dolmen debe ir seguido de la preocupación por su intacta conservación. Muchos megalitos han sido y son lugar de encuentro: el menhir de Mitjarán en Vielha (Valle de Arán), ha sido lugar de cónclave o asamblea de los ancianos del Valle durante siglos para tomar decisiones. Pues bien, el simbolismo e importancia histórica de los megalitos no debe ser profanado por vándalos. Ya sabemos que no se le ha dado mucho valor a las grandes piedras durante milenios, pero ahora ha llegado el momento de comprometernos con ellas para su conservación.
La segunda es reiterativa. La flora y fauna que domina los alrededores de una estructura tumular está allí, y debe permanecer así, ya que integran al monumento en un paraje único. Multitud de animales han hecho de las losas su refugio y morada. Conejos, liebres, ratones, lagartos y culebras, entre otros, viven en el dolmen. La visita del mismo no debe ser motivo para que emigren a otro lugar, ya que al marchar el turista, el animal puede seguir disfrutando de su roquedo particular.
Idéntico razonamiento sirve para la vegetación que aún pervive en la zona y en el camino de acceso al megalito, ya que éste suele estar enclavado en un lugar escogido, y la naturaleza ha aprovechado el aislamiento para desarrollar todo su potencial forestal.
La tercera consiste en describir medidas de seguridad evidentes para alguien que transite de forma asidua campos y montes:
- Conocer los propios límites físicos, evitando el exceso de confianza.
- Interesarse por la meteorología del momento, y planificar la excursión con buen tiempo.
- Llevar el material adecuado para una marcha, ya que hasta el dolmen mejor indicado requiere un paseo, una ascensión, o simplemente, saltar unas vallas con zarzas. Calzado de trekking, ropa variada, chubasquero y agua son objetos mínimos a tener en cuenta.
- El teléfono móvil es un gran invento cuando nos separamos de la civilización, ya que en caso de extravío o accidente en un monte, la falta de cobertura no es óbice para que nos puedan localizar.
- Evitar contacto con animales peligrosos. Lo normal es que jabalíes, lobos o culebras escapen a toda velocidad, pero si no lo hacen, la experiencia recomienda realizar movimientos que nos distancien de ellos.
Para rematar, una nueva obviedad. Las zonas rurales están habitadas; con baja densidad, pero habitadas. El respecto a las gentes de campo, a sus propiedades y actividades económicas, debe ser muy tenido en cuenta con acciones sencillas, como cerrar puertas o zarzos de las fincas por las que se transita, evitar cruzar sembrados, y otras muy simples, como determinar si el toro que nos observa fijamente en la dehesa es de lidia o de carne.