Junto a Francia, Portugal, Reino Unido e Irlanda, España es una de las grandes potencias arqueológicas en lo que a restos megalíticos de refiere. Se suele cifrar en cuatro mil los restos dolménicos que existen en el país.
Aunque es cierto que la mayoría de dichos restos son auténticas ruinas, y que milenios de vorágine destructora han contribuido a ello, no menos cierto es que hay que realizar un draconiano proceso de selección para elegir sólo los mejores.
En zonas de baja densidad de monumentos (véase Cantabria, Castilla-La Mancha o Murcia), la elección, más que a calidad del megalito, se debe a la intencionalidad de mostrar otras variantes constructivas e incorporar todo el territorio que antaño fue irradiado por la cultura de las grandes piedras.
También se ha primado la exhibición de menhires respecto a estructuras tumulares, dada la escasez y falta de espectacularidad de los ejemplares españoles, salvo honrosas excepciones.
Similar razonamiento cabe añadir a la extensión que se ofrece del fenómeno megalítico tardío llamado “Cultura Talayótica” en las Islas Baleares: las taulas, navetas y talayots son tan llamativos, que merecen un reconocimiento específico.
La guía, al poseer un ámbito ibérico, comparte espacio con la vecina Portugal. España y sus exponentes megalíticos ocupan dos tercios de las fichas que se exponen.
Y de ellas, la distribución de cada tipo de megalito existente es la siguiente:
Península Ibérica.
C. Valenciana
Sin datos…
C. Madrid
Sin datos…
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Listado de comunidades y zonas de la península Ibérica y Baleares
No es raro descubrir la influencia del megalitismo en el desarrollo de España, como bien se muestra en la dispersión geográfica de los topónimos que a continuación se recogen, que demuestra una fuerte base etnográfica, y que reflejan dicha importancia: