5.8 Castilla y León

Una provincia de Castilla (Burgos), y dos de León (Salamanca y Zamora), aglutinan el mayor número de dólmenes de esta extensa Comunidad Autónoma, y aunque existen núcleos aislados interesantes en Ávila, Valladolid, Palencia y Soria, sólo un ejemplar cercano a Ávila capital, una nueva estrella megalítica en el Eresma segoviano y un campo de menhires palentinos merecen lugar destacado en esta guía por la calidad de los monumentos, por la profundidad de los estudios del mismo y por su proximidad a atractivos turísticos de interés.

Salamanca debió ser un área de fuerte desarrollo megalítico, pero los restos que se conservan hoy son pocos. Aun así, su cercanía al foco original en el Norte de Portugal, y lo repartido de los dólmenes existentes por toda la provincia, producen un especial interés, ya que gracias a las “grandes piedras”, es posible descubrir zonas muy interesantes como los Arribes, el Campo Charro, y el Alto Tormes. Estas zonas desconocidas para el gran público, cuentan con notables atractivos naturales, urbanos y energéticos, estos últimos en forma de embutidos.

Dolmen de Cubillejo de Lara. Membrilla de Lara. Burgos.

Burgos presenta unas características similares en lo que se refiere a la dispersión y a la tipología de los dólmenes existentes, pero en esta provincia, más concretamente en Las Merindades y en Las Loras, las tareas ganaderas y la baja densidad de población de los páramos han permitido que se mantengan unos ejemplares en muy buenas condiciones. Además, y sin que valga de precedente, la administración autonómica y universitaria ha hecho una labor sensata de conservación de los mismos, aunque en otros aspectos, como la señalización, ha pecado de tradicional.

Gracias a la Universidad de Valladolid han nacido dos dólmenes mediáticos desde la Pandemia del año 2000. El primero está en Burgos, en La Bureba, más concretamente en Reinoso, y se denomina «Dolmen del Pendón«. Las campañas sucesivas de excavaciones han permitido obtener gran cantidad de información sobre los humanos enterrados allí. El minucioso trabajo del Profesor Rojo, y la Profesora García-Tejedor ha generado multitud de titulares, lo que ha popularizado el megalito.

Los menhires son un rara avis dentro del espectro megalítico mesetario. Sin embargo las geolocalizaciones de Google han demostrado que ciertos menhires concretos, como el «Menhir Fin de Rey» en pleno Camino de Santiago, sean éxito en número de visualizaciones. Menhires la montaña leonesa, ejemplares de la comarca de Valdivia palentina (muy próximos a los ejemplares cántabros del Alto Campoo, y a los dólmenes de Las Loras), y de la comarca de Villadiego, destacan en mesetas muy despobladas de piedrafitas.

Del resto de Burgos, cabe destacar en la comarca de Salas de los Infantes, el dolmen con grabados de Cubillejo, que se encuentra enclavado en una zona monumental de primera magnitud, y rodeado de numerosos asadores y bodegas dignas de conocer.

El segundo gran evento mediático post-COVID es la excavación del «Dolmen de Santa Inés«, situado en Bernardos, Segovia. Como ya pasó en Reinoso, encontrar un dolmen sin grandes expolios a principios del siglo XXI puede ser un importante suceso, ya que lo encontrado suele tener una proyección al gran público que no ha tenido precedentes en excavaciones previas: Ni siquiera las campañas de Delibes en Las Loras, ni de Primitiva Bueno en Valencia de Alcántara, ni las más lejanas en el tiempo de Osaba, Maluquer de Motes o del mismísimo Bosch Gimpera lo superaron. Por fin podemos observar en Iberia trascendencia en descubrimientos arqueológicos megalíticos. En términos metafóricos podríamos argumentar que el «efecto Antequera» empieza a tener consecuencias en el reconocimiento del trabajo de nuestros expertos vinculados a la Universidad de Valladolid.

Relación de megalitos castellanos y leoneses que se muestran en las fichas a continuación: