1.1 Nota preliminar
La interpretación personal del concepto de satisfacción se roza, a menudo, con la consecución de una meta. Lo que no se suele tener en cuenta, la mayor parte de las veces, es que el itinerario puede proporcionar ilimitadas vivencias. Encontrar un dolmen suele ser complicado. La búsqueda del mismo es una aventura. Muchos dirán que la caza, la pesca, el alpinismo, o la búsqueda de pareja proporcionan similares sensaciones. Y es probable que sea cierto. Lo que diferencia a la actividad que en esta guía se relata es la esencia material de la meta, nacida de la mano del hombre hace al menos siete mil años, y que para él, para el constructor de megalitos, dicha esencia carecía absolutamente de una trascendencia material.
1.2 Sobre esta guía
Todas las guías son un medio. El fin depende de nosotros, ya que con esta obra se pueden alcanzar las más maravillosas cimas de nuestra prehistoria neolítica. Pero si no se alberga tal pretensión, se puede llegar al menos, tras ver un conjunto de piedras, a degustar el más exquisito de los platos populares en los pueblos cercanos al patrimonio megalítico. Esta guía ofrece una introducción a los dólmenes y al megalitismo, así como a la imbricación de esas “grandes piedras” con nuestro turismo rural y los correspondientes añadidos socioculturales.
Somos miembros desde hace muchos años de los escaparates mundiales que, desde una forma seria, muestran sin interés comercial, y sobre todo desde el punto de vista del interesado en los dólmenes, de la tripulación científica, desde universidades y entidades, que no duermen hasta que conservan la última piedra, de las instituciones de desarrollo y promoción turística de zonas rurales (donde están todos, repito, todos nuestros ejemplares dolménicos lusos y españoles), que desde su encomiable trabajo, nunca reconocido, descubren que los megalitos complementan las excelencias turísticas que ya tienen; y por último,…., de las personas jurídicas regionales y locales (también administraciones), que aunque sea a última hora, también existen para comprender la importancia de la primera arquitectura de nuestra pequeña y espectacular Europa. Desde hace años pertenecemos, desde Dolmenia, como socios activos, ya lo creo, de la estrategia europea de promocionar impactos culturales, encomienda destinada al Consejo de Europa. Y los dólmenes y menhires no podían olvidarse en esta labor, aunque hayan sido totalmente ignorados hasta antes de ayer. Megalithic Routes es nuestro cauce institucional de acción para fomentar y preservar el megalitismo en el Espacio Común Europeo (espacio al que además de la UE pertenecen más estados).
Pero volviendo a lo nuestro, y dejando el márketing aparte (ya que no nos interesa ese concepto), las páginas o fichas de los diversos megalitos son el cuerpo de esta obra. Se trata de incentivar, de una ojeada, la búsqueda del monumento desde varias vertientes: su imagen, descripción, localización, particularidades, aspectos naturales y humanos que le circundan y, cómo no, también los elementos humanos que acompañan a una jornada de campo. Todos estos datos facilitan la aproximación a nuestra historia. Y ese imán es el que se desea trasladar en la guía, posibilitando un compendio de excursiones que genere un conocimiento real de los dólmenes a todo aquel que desee aproximarse a ellos. Dicho contacto entre la obra de nuestros ancestros y la curiosidad de los habitantes del siglo XXI conllevará la correcta valoración y conservación de estas maravillas monumentales por parte del gran público.
La Península Ibérica es el entorno elegido para la guía. España y Portugal poseen un entorno geográfico común y, lo que es más importante para esta obra, un mismo pasado. El megalitismo fue un fenómeno muy extendido en el occidente peninsular. Aunque las fronteras se separaron hace siete siglos, los dólmenes se habían generado y mantenido de forma armónica, al menos, los cuarenta y tres siglos anteriores a la separación. A ello hay que unir la importancia, densidad y buena conservación de los monumentos megalíticos en Portugal. Ello, sin duda, refuerza su incorporación a esta obra, sin olvidar que los paisajes, pueblos y manjares lusos son alicientes añadidos al descubrimiento de los restos monumentales más ancianos de la Península Ibérica.
El ecoturismo de interior es uno de los elementos de ocio y naturaleza que más rápidamente está cuajando en nuestra cultura de masas. Esta guía incorpora a esa nueva corriente naturalista el monumento megalítico como algo construido por nuestros antepasados y que hoy se conserva en medio del bosque o del monte. Y la novedosa experiencia de las “grandes piedras” no defrauda a aquellos que adoran la chiruca y el romero.
1.3 Sobre nosotros
Julio de 1986 fue el punto de inflexión en el nacimiento de Dolmenia. Un sábado nublado descubrimos el círculo de piedras de Avebury, el dolmen de West Kennet, la montaña artificial de Silbury Hill, y como colofón, el Cromlech de Stonehenge. Y aunque era sábado, vimos estas “Catedrales del Neolítico” completamente sólos. Es más, excepto Stonehenge, que tenía una soga a media altura que hacía de valla y que no te permitía tocar los trilitos, en todos los demás lugares fue posible convivir con y entre las piedras de gran tamaño.
Aquel día se vivió un impactante enamoramiento mutuo. Piedras, estudiosos de la Historia, viajeros de proximidad y montañeros empedernidos se convirtieron en una misma cosa, en un espíritu común que tenía como objetivo la degustación, conocimiento y difusión de la primera arquitectura colectiva conocida de todos los tiempos.
Esta conexión comentada no es extraña entre aquellos que se han formado en la docta disciplina de la Historia Antigua o en la apasionante Arqueología práctica, ya que dichos expertos poseen toda la base teórica, y los medios para arrancar un proceso continuo de conocimiento masivo de dólmenes y menhires en las mejores condiciones.
Sin embargo, nuestro proceso fue el inverso. En Dolmenia la aventura era la incesante investigación de fuentes que permitiesen la posterior búsqueda en la montaña o en el campo de esas piedras que, en la mayor parte de los casos, estaban (y están) perdidas en el paisaje rural.
Nuestro alcance fue inicialmente casual. Cualquier viaje veraniego, cualquier puente, cualquier ruta senderista era la excusa perfecta para que el dolmen quedara incorporado en la excursión. Pero poco a poco, la excursión o salida se fue transformando en la búsqueda del megalito, y si después sobraba tiempo, se visitaba la comarca alrededor y se saboreaba la gastronomía local de las más remotas zonas de la Península Ibérica.
La metodología campestre y cercana sólo fue posible en ámbitos de actuación cercanos a nuestros lugares de origen. El coche y la “chiruca” eran los medios de transporte que permitieron llegar a esos miles de megalitos que hemos podido catalogar en todos estos años. Los medios tecnológicos han sido anecdóticos hasta muy avanzado el siglo veintiuno, ya que sólo un “Magellan” de primera generación (cacharro geo-localizador que fallaba en cualquier cerro de Hispania, y que compramos en Andorra por….), era el trasto que, junto a cámara de carrete, libreta de anillas y boli, nos solía acompañar en bosques y dehesas.
Tras contar con un corpus muy completo, y razonablemente presentable, se realizaron varios intentos de publicación en Valladolid del compendio en forma de un libro denominado “Dólmenes y Menhires de la Península Ibérica. Guía turística del megalitismo en España y Portugal”. El fracaso editorial no distorsionó nuestro foco totalmente puesto en la divulgación en favor de la conservación de nuestros primeros restos arquitectónicos, y que en el norte de Europa esas piedras eran idolatradas por su importancia histórica. Proyectos locales de publicación a nivel autonómico (Extremadura, Galicia) tampoco llegaron a buen puerto, y por tanto no cristalizó ningún soporte físico que permitiera una transmisión de conocimiento adecuado de toda o parte de nuestra acumulación de datos.
Los años han ido permitiendo mejorar las bases de datos, y las nuevas tecnologías, incorporar la digitalización adecuada de los megalitos (fotografía digital, vídeos divulgativos, vídeos obtenidos por drones o cascos de espeleología), y todo ello ha venido a reforzar el trabajo inicial que comenzó en 1986. La imagen, el vídeo, la geolocalización, junto al dibujo in situ son la base instrumental junto al texto relevante y único.
Cabe destacar que hoy hay un gran avance de divulgación del mundo megalítico en España y Portugal. Junto a los cauces académicos, que han continuado en la profundización del conocimiento de las construcciones neolíticas y calcolíticas en nuestra “Piel de Toro”, efectos como la denominación de Patrimonio de la Humanidad de los dólmenes de Antequera, la revitalización de Gorafe, la visibilidad de Évora y la relevancia generada a Dombate, el megalitismo ha tomado algo de relevancia en los medios de comunicación y en los planes de estudio de los más pequeños.
Sin embargo, los motivos que nos llevaron a compilar todo nuestro trabajo de campo y ponerlo a disposición del gran público de forma gratuita y sin publicidad, sigue vigente, o mejor dicho, está más vigente que nunca.
Fundamentalmente porque los megalitos, al estar habitualmente aislados, están sometidos a una deterioro y destrucción muy importante. El despoblamiento de las zonas rurales es difícil de revertir, pero la puesta en valor de dólmenes y menhires en los páramos y montes de Hispana ayudan a generar contenido eco-cultural a nuestras áreas desiertas de interior.
Y es por ello, que el trinomio dolmen, casa-restaurante rural, y senderismo debe ser definitivamente apoyado por las administraciones públicas de proximidad (ayuntamientos, diputaciones y comunidades autónomas) para generar un nuevo polo de atracción eco-cultural.
Y ello lo decimos con todo conocimiento: Fuimos de esos primeros locos que se aproximaron a esas piedras viejas que estaban en los campos, y que quedamos prendados de los dólmenes, de los paisajes en los que están incrustados, de las gentes que viven en los alrededores, y de esas localidades cercanas que poseen mucho que enseñar.
Como ya hemos comentado, el megalitismo posee una gran trascendencia cultural en el norte de Europa. Pero Dolmenia demuestra que las piedras viejas pueden también trascender en Iberia si la divulgación del megalitismo engarza con los intereses e inquietudes de las nuevas generaciones, y conseguimos con medios como Dolmenia y las nuevas tecnologías, que los nuevos mochileros queden tan enamorados de estos singulares monumentos como nosotros fuimos convencidos años atrás.
Por eso, y ya que hemos dicho que no hemos nacido para aprovecharnos de nuestras ancestrales piedras, enseñamos nuestro referente europeo sólo una vez más:
Ya sabes donde estamos. No os quedéis quietos sin lo que pasa en el megalitismo de vuestra región. Y si eres un trekking chap, disfruta de la geolocalización que hemos conseguido……, sólo tienes que ir a tu región ibérica, ya sea lusa o española, y empieza a conocer las piedras que tiene cerca, y que las pusieron nuestros ancestros hace más de cinco mil, lo digo en número, 5.000, añazos. Cuando veas más de dos ejemplares, cuéntanos lo que te has encontrado. Pero sobre todo, disfruta de esos materiales líticos que jamás podrías imaginarlos tan importantes y tan relevantes.
Quedamos en contacto mediante infodolmenia@gmail.com