5.4 Baleares

El Archipiélago Balear posee, como casi todas las islas del Mediterráneo, un gran patrimonio arqueológico. Ello se debe fundamentalmente a que el mar actuó durante milenios como una gran autopista diáfana que permitió la transmisión de culturas, personas y mercancías.

Ya había una gran actividad megalítica en la Edad del Cobre, como lo demuestra la cantidad de dólmenes que hay en todas las islas. De esta época tardía se incluyen tres ejemplares (uno mallorquín, otro menorquín, y un tercero de Formentera), emparentados con la familia de túmulos del Sur de Francia.

Sin embargo, es la Cultura Talayótica la que da singularidad al megalitismo balear, ya que a partir del año 1500 a.n.e., en plena Edad de Bronce, comienzan a construirse estructuras de grandes piedras al estilo del Egeo y Mediterráneo oriental. Dichas construcciones son las navetas (con finalidad funeraria), las taulas y los talayots, que son naves circulares u ovaladas que suelen poseer alrededor un conjunto monumental, denominado habitualmente “templo”, y que dan nombre a este fenómeno megalítico particular que dura hasta el s. V antes de nuestra era.


Taula de Talatí de Dalt. Maó. Menorca.

Hablar de turismo en Baleares es como hablar de vino en La Rioja, ya que el Archipiélago es un referente mundial para todo el sector. Sin embargo, se ha procurado desde esta guía destacar las islas periféricas (Formentera, y sobre todo Menorca, verdadero portaaviones dolménico), y el interior mallorquín.

Los arroces, pescados y mariscos predominan sobre el resto de las viandas baleares; por ello, nuestra recomendación de temporada es el turismo de “taula, paella y cala”, frente a otras alternativas mucho más masificadas.

Relación de megalitos baleares que se muestran en las fichas a continuación: