Categoría: Cataluña

Vallgorguina. (Barcelona. Cataluña. España)

Que uno de los dólmenes más famosos de la Península Ibérica sea una mera recreación lúdico-turística, es algo que debemos evitar en el futuro. Cientos de arqueólogos definen criterios para que aquelarres pétreos como el dolmen de Pedra Gentil, no vuelvan a pasar.

El monumento posee más trascendencia iconográfica que valor arqueológico. Lo que se ve ahora, y constatamos por fotografías que ya estaba más o menos así en 1912, es una reconstrucción que en 1855 realizó el propietario de la finca Josep Pradell. Dicho señor era uno de esos locos encantadores de la «primera arqueología», y participó junto a otros amateurs en diversas publicaciones. Al rehacer o inventar el dolmen de Pedra Gentil no tenemos certeza si alguna de las piedras son originales. Hoy contemplamos una cubierta circular de 3 metros de largo por 2 y medio de ancho, partida a la mitad supuestamente por el devastador efecto de un rayo, y sujetada por siete columnas, con cuñas, obra del señor Pradell, …..y de la última rehabilitación en 1987. Si el dolmen de Pedra Gentil tiene algo de megalítico, se supone que debe ser la cubierta.

También se cuestiona su ubicación. Se supone que se puso artificialmente en el altozano para que realzase «la escultura». Francesc Carreras hizo una dura crítica en 1904 a la reconstrucción del dolmen de Pedra Gentil, todo ello reafirmado por López i Puigbó y la Asociación Cultural Vallgorguina.

La trascendencia del dolmen de Pedra Gentil viene generado por considerarse uno de los iconos mitológicos de Cataluña. El siglo XIX no hizo más que poner en valor todos esos valores mágicos que ensalzó el Romanticismo. Vayreda y Saderra dieron pábulo a la leyenda que decía que aquella piedra era un altar de sacrificios prehistórico. Pero serían los cuentos de brujas los que asentarían definitivamente al dolmen de Pedra Gentil como un lugar de interés mágico y trascendente.

La leyenda cuenta que las brujas se subían a la tapa del dolmen de Pedra Gentil y desde allí convocaban a los espíritus para que se generasen tormentas. Gracias a los vientos, los rayos, y las nubes, estas increíbles señoras podían volar de nube a nube, y disfrutar de sus correrías. Tal cuento ya fue descrito por Pellicer i Pagés en 1888 ¡Como para que el propietario no participase del aquelarre!

La humilde ubicación en la que se puso el dolmen de Pedra Gentil también ayudó a dar un empujón al disfrute folclórico del megalito, ya que está situado en un cerro de 318 metros de altitud, y cerca del mar (en el que los eventos meteorológicos significan la vida o la muerte). Amades y Celis nos glosan que los vientos provocados desde las grandes piedras, muchas veces, generan ciclones y vientos que provocan naufragios. Por ello, hay una relación amor odio entre pescadores y brujas que ha posibilitado, a veces, ver brujas ahorcadas alrededor de el dolmen de Pedra Gentil.

Aproximación al megalito

El dolmen de Pedra Gentil no es fácil de encontrar, aunque está muy señalizado. Desde Vallgorguina se toma la carretera a Sant Celoni. Se toma un desvío a la izquierda tras el kilómetro 13. La pista que llega hasta el dolmen puede encontrarse en malas condiciones en invierno.

Es algo que queda para la mitología, y aunque el tema de las brujas malignas del dolmen de Pedra Gentil no enlace con otras vertientes de las leyendas celtas-vascas-ibéricas de meigas hilanderas, gigantes jentilarris o moros esconde-tesoros, hay que reconocer que ha calado en el imaginario colectivo catalán. De hecho, ha cuajado tanto que se han celebrado congresos de esoterismo alrededor del dolmen y cientos de escenificaciones nigrománticas.

La versión diabólica del dolmen de Pedra Gentil no nos interesa. Es más, rogamos que no nos hagan consultas sobre la idoneidad de algún dolmen para hacer sesiones espirituales. Somos conocedores que está de moda hacer fiestas de Halloweeen en capillas y ermitas abandonadas (o no) en toda España.

Pero por favor, una vez dadas las gracias por el márketing gratuito que la simbología romántica ha traído a los megalitos, pensemos que nuestra obligación es conservar la más antigua arquitectura del occidente europeo. Y ya de paso, también conservemos el dolmen de Pedra Gentil como lo que es: una reconstrucción que apoya didácticamente lo que es un sepulcro de nuestros ancestros.

Por su proximidad a las zonas más pobladas de Barcelona, el dolmen de Pedra Gentil es un referente. Gracias a la publicidad que nos ha proporcionado este monumento podemos saborear el resto de megalitos que tanto en Cataluña, como en el resto de la Península Ibérica. Descubramos los megalitos de Sant Celoni, de la Roca del Vallés y de la verdadera magia que hay en el Baix y en el Alt Ampordà.

¡Cuidemos nuestros megalitos!